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¿Cómo saber si tu hijo necesita ponerse ortodoncia?

¿Cómo saber si tu hijo necesita ponerse ortodoncia?

Cristina Martínez-Almoyna Rifà

Cristina Martínez-Almoyna Rifà

Codirectora médica de Clínicas UDEMAX.
Licenciada en Odontología, título de máster en Ortodoncia y postgrado en Odontopediatría. Especialista certificada en Invisalign y en arco recto.

Durante la etapa de desarrollo, entre los 6 y 11 años, los huesos de la cara comienzan a crecer y los dientes a cambiar (de los de leche a los definitivos). No obstante, este crecimiento no siempre se da de forma óptima y el resultado puede ser una dentadura desalineada y a una mala mordida que afecte a la salud oral del adolescente y del adulto. Para prevenir esto, contamos con la ortodoncia interceptiva, para la que es fundamental detectar a tiempo los problemas en el desarrollo de dientes y maxilares del niño o niña.

 

Los 10 factores que indican que tu hijo sufre un problema en el desarrollo dentario y óseo:

  1. Succión prolongada del pulgar u otro dedo.
  2. Pérdida temprana o tardía de dientes de leche.
  3. Problemas al masticar o morder.
  4. Ruido al abrir o cerrar la mandíbula
  5. Excesivo espacio interdental.
  6. Apiñamiento dental o piezas desencajadas
  7. Dientes sobresalidos de su arcada.
  8. Desarrollo desproporcionado de mandíbula o dientes.
  9. Respiración a través de la boca
  10. Dificultades para hablar o pronunciar.

1. Succión prolongada del pulgar u otro dedo.

Tanto la succión prolongada del pulgar (u otro dedo) así como la el uso del chupete después de que el niño o niña haya dejado de utilizar el biberón pueden afecta a la dentición. Más concretamente, estos malos hábitos pueden alterar los incisivos superiores, haciendo que se muevan hacia delante.

Al mismo tiempo, pueden afectar a los inferiores, haciendo que se desplacen hacia atrás. Como resultado, el pequeño puede sufrir un problema de maloclusión que conocemos como mordida abierta, cuando los dientes incisivos superiores e inferiores no llegan a contactar entre sí durante la masticación.

2. Pérdida temprana o tardía de dientes de leche.

Uno de las características de los dientes de leche o primarios es la de conservar el espacio que, tras su caída, deberán ocupar las piezas dentales definitivas. Por esta razón, la pérdida tanto prematura como tardía de estos dientes puede afectar a la dentición permanente causando desajustes en la alineación.

Por un lado, la pérdida temprana puede deberse a algún accidente o causa de la caries dental, fácilmente evitable con una adecuada higiene bucodental en casa y una dieta equilibrada. Por otro lado, la erupción tardía de las primeras piezas dentales temporales, alrededor del año de edad, puede retrasar y afectar al desarrollo dentario.

Los dientes de leche deben comenzar a erupcionar en bebés de 8 meses de edad y a perderse entre los 6 y 9 años, siendo reemplazados por los dientes definitivos. Fuera de estos plazos es posible que los niños puedan verse afectados por problemas en la dentición que se solventarían gracias a la ortodoncia interceptiva.

3. Problemas al masticar o morder.

Para que exista equilibro durante la masticación, cada pieza dental de la arcada superior debe tener su pareja en la arcada inferior. Cuando la oclusión, es decir, la mordida no es la correcta es posible que el niño pueda empezar a experimentar molestias a la hora de masticar que se manifiesten con muescas extrañas.

Si esto ocurre es muy probable que el niño esté realizando una masticación unilateral (interviniendo sólo un lado de la boca) lo que puede repercutir en problemas de oclusión como la mordida cruzada, además de dolores de cabeza y cuello.

4. Ruido al abrir o cerrar la mandíbula

Gracias a la articulación temporomandibular (ATM) podemos mover y abrir la boca con normalidad. No obstante, es posible que durante la fase de desarrollo se den ciertos trastornos que se manifiestan mediante ruidos o chasquidos durante la masticación, o incluso, abriendo y cerrando la boca. Esta patología suele ir acompañada de dolores de cabeza y cuello, por lo que son un indicativo de que pueda existir un problema de salud bucodental.

5. Excesivo espacio interdental.

Un arco dental excesivamente ancho, un número insuficiente de piezas dentales, o bien, un tamaño demasiado pequeño de las mimas puede dar lugar a espacios entre los dientes más grandes lo normal. Esto no sólo afecta a la estética de la sonrisa, de forma que se vean los dientes más separados, sino que también puede perjudicar la alineación de los dientes definitivos en erupción.

6. Apiñamiento dental o piezas desencajadas

Como hemos comentado, la correcta mordida u oclusión se produce cuando tanto dientes superiores como inferiores encajan. Si existen problemas de dientes demasiado juntos o apiñados o de una mala alineación de las piezas dentales es posible que el niño o niña tenga problemas en el arco dental que debe corregirse para mejorar el equilibrio de su dentadura y mejorar la mordida.

7. Dientes sobresalidos de su arcada.

Cuando los dientes sobresalen de la arcada superior o inferior, es decir, están más afuera de lo normal existe un mal encaje, una mala mordida. Si esto ocurre con los dientes de leche, ocurrirá con los dientes definitivos y puede ser también indicativo de que las mandíbulas no están creciendo de forma normal. Y aunque es habitual a raíz de la succión de pulgar o uso de chupete, no siempre sucede por esta razón, por lo que hay que prestar atención a la evolución de los dientes y mandíbula.

8. Desarrollo desproporcionado de mandíbula o dientes.

Si bien cada niño tiene unos rasgos faciales distintos, su cara debe desarrollarse de forma armónica, simétrica, de lo contrario es posible que exista algún problema en dientes y/o maxilares como por ejemplo un tamaño desproporcionado en dientes o una mandíbula demasiado grande que indican que existe un problema.

9. Respiración a través de la boca

Las maloclusiones dentales, es decir, los problemas de mordida impiden a la boca de los niños descansar en una posición natural. Puesto que los labios no encajan como deberían, en muchas ocasiones la boca tiende a estar abierta y los niños se habitúan a respirar por ella en lugar de hacerlo por la nariz. Esto puede ser un indicativo importante de que la oclusión no es la correcta.

10. Dificultades para hablar o pronunciar.

En algunas ocasiones, las dificultades para hablar o pronunciar que suele tratar el logopeda, tienen un origen en el desarrollo de dientes y maxilares. Por ello, es posible que la solución sea multidisciplinar y sea necesario plantear un tratamiento de ortodoncia interceptiva para ayudar a solventar problemas en el habla o pronunciación.

Y es que, si bien los problemas dentales de oclusión y mordida pueden tener solución en la edad adulta, durante la etapa infantil de desarrollo son más fáciles de solventar e, incluso, prevenir gracias a la ortodoncia. Además de la alineación y mordida, la ortodoncia interceptiva puede corregir malformaciones en maxilares sin llegar a recurrir a la cirugía (en adultos).

Por esta razón, es aconsejable supervisar la evolución en los dientes de los hijos atendiendo a los factores mencionados. No obstante, es especialmente importante acudir a revisiones periódicas con el odontopediatra a partir de los 6 años de edad ya que la ortodoncia infantil es efectiva en la etapa de crecimiento, cuando los problema dentale son más fáciles de tratar.

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