Nuestro equipo de especialistas resuelve las dudas más frecuentes que nos hacen los padres en consulta.
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A los 6 meses de edad, aproximadamente, es cuando comienza la erupción del primer diente, es decir, es cuando se inicia la dentición del pequeño, momento perfecto para comenzar la supervisión de su salud oral. Este tipo de revisiones tempranas suelen ser fundamentales para asesorar a los padres en áreas como la nutrición y hábitos orales del infante, el desarrollo dental y, de ser necesario, los tratamientos preventivos como la aplicación de flúor, los sellados de fosas y fisuras y otros para proteger sus dientes y encías.
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Sí, la dentición temporal, o los dientes de leche como los conocemos, pueden sufrir caries del mismo modo en que lo hacen los dientes de los adultos. No obstante, hay que tener un mayor cuidado si cabe, por las características de los dientes de leche. Y es que una vez se inicia la caries, ésta tiene un avance mucho más rápido, llegando a afectar al tejido nervioso de la pieza dental más deprisa que en el caso de los dientes permanentes. Esto puede afectar al desarrollo de los últimos, razón por la cual es fundamental prevenir y tratar la caries.
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Una de las formas esenciales a la hora de prevenir problemas de salud bucodental infantiles como son la caries y la periodoncia es la higiene dental en casa. Es tan importante que, incluso antes de la salida de los primeros dientes temporales, los padres pueden comenzar a usar gasas o dedales especiales para retirar los restos de papilla de las encías, cuyo bienestar es igual de fundamental para la salud oral. Una vez que hayan erupcionado los primeros dientes y, preferiblemente, según recomendación del odontopediatra, se podrá incorporar un cepillo dental diseñado para bebés.
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Más importante que el hecho de usar un cepillo eléctrico u otro manual, es el hábito de cepillarse los dientes después de cada comida. Cualquiera de ellos es una buena opción siempre y cuando motive al niño a cepillarse los dientes y cuidar de su salud oral desde bien pequeño.
Por otro lado, el tipo de pasta variará en función de la edad del infante. Hasta los 6 o 7años, momento en que los niños empiezan a controlar la deglución, sería recomendable un dentífrico que contenga un máximo de 500ppm de floururo. Después no habría problema en que esta concentración fuera mayor.
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Dependerá siempre de las necesidades de cada niño. Esta frecuencia debería determinarla el especialista en función del estado de salud bucodental del infante o joven. Durante un tratamiento será habitual que la frecuencia aumente, no obstante, es importante seguir acudiendo al dentista incluso si el niño no parece sufrir ninguna enfermedad oral (como la caries o la periodontitis), ya que el odontopediatra también valorará si el desarrollo dentario y maxilar es el correcto. Por esta razón, es recomendable realizar, al menos, una revisión cada año con el objetivo de prevenir la aparición y/o evolución de cualquier problema.
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Los dientes de leche cumplen muchas funciones en el desarrollo del niño, las más importantes están relacionadas con la masticación y el habla. La edad en que aparecen puede variar en cada caso, no obstante, generalmente la erupción de los dientes de leche puede comenzar entorno a los 6 meses de vida. Cuando el pequeño tiene aproximadamente 3 años, debería contar con todos los dientes temporales, que con un total de 20.
A los 6 años, estos dientes de leche comenzarán a moverse y caer, dando espacio para la erupción de los dientes definitivos. Como hemos comentado, la salud de los dientes temporales es fundamental para el correcto desarrollo dentario. Estos también tienen la función de guía, por lo que su estado afectará directamente al bienestar de los dientes permanentes.
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Las molestias ante la erupción de los dientes es habitual. Para calmar el dolor y la irritación y enrojecimiento de las encías en los más pequeños es importante consultar con el odontopediatra para elegir entre un rango de pomadas y geles que existen en el mercado, así como el uso de mordedores.
Es importante evitar distraer al infante con chupetes untados en miel o azúcar. Esta costumbre resulta perjudicial para los dientes temporales. La destrucción que se produce puede ser rápida y muy agresiva. Lo mismo ocurre cuando se añaden alimentos edulcorados al biberón, entre ellos zumos de frutas, manteniéndose durante horas en la boca del niño, es lo que puede causar lo que conocemos como síndrome de caries de biberón.
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La halitosis en niños, término como conocemos al mal aliento, puede deberse a varios motivos. Puede estar ocasionado por caries o periodontitis, pero también por otras razones como las vegetaciones, la sinusitis o los problemas gástricos. Por ello es fundamental acudir al pediatra habitual para que diagnostique cuál es el origen del problema y derive a otros especialistas. De tratarse de un factor oral, el odontopediatra determinará cuál es el mejor tratamiento para solventar el problema que sea realmente consecuencia de una la de las enfermedad bucodental que hemos comentado.
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Sí. Si bien es un tema que siempre ha generado controversia, como explica la Asociación Española de Pediatría (AEP) en su estudio sobre Uso del chupete y lactancia materna, el chupete “calma el llanto del bebé, ayuda a conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor, situaciones que provocan preocupación y ansiedad en los padres”.
No obstante, lo preocupante es su uso prolongado (más allá del año de vida) ya que este hábito junto con la succión del pulgar u otro dedo puede llega a causar deformaciones en el paladar, los dientes e, incluso, la cara. Por esta razón, es fundamental acudir al odontopediatra quien sabrá valorar cuándo es le mejor momento de retirarlo en función de cómo sea el desarrollo maxilar del niño.
Por otro lado, no hay olvidar que otros hábitos como la respiración por la boca pueden producir igualmente alteraciones en el crecimiento de los huesos maxilares. Se hace necesario en estos casos, acudir al especialista en otorrinolaringología para diagnosticar y tratar de forma conveniente la causa de este tipo de respiración.
Otras costumbres como morderse las uñas, morder objetos, la presencia de rechinamientos dentarios (conscientes o inconscientes) que conocemos como bruxismo, además de otros factores pueden, potencialmente, producir alteraciones o patologías del desarrollo de la articulación temporomandibular (ATM) y lesiones en los propios dientes.
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Una de las razones por las que acudir a un centro especializado en salud oral infantil y juvenil es por las garantías que ofrecen a la hora de atender a unos pacientes que tienen unas necesidades completamente diferentes a las de los adultos. En un clínica especializada en odontopediatría como la nuestra no sólo encontrarás un equipo de especialistas en la salud oral de los niños, sino que también verás cómo se aplican técnicas para ayudarles a familiarizarse con las consultas dentales y los tratamientos.
Iniciar las visitas al dentista cuando el niño es pequeño, especialmente con aquellas que no incluyen tratamiento, le ayudará a tomar contacto con este ambiente. Por otro lado, existen técnicas como la sedación consciente que permiten realizar todo tipo de procedimiento bucodentales en aquellos pacientes pequeños que cuentan con un serio miedo al dentista y cuya odontofóbia no les permite tranquilizarse para proceder con el tratamiento.
Dr. Cristina Martínez-Almoyna Rifá
Licenciada en Odontología, título de máster en Ortodoncia y postgrado en Odontopediatría. Especialista certificada en Invisalign y en arco recto.
Licenciada en Odontología y Máster en Odontopediatría y Ortopedia Dentofacial. Especialista en Implantes dentales y Estética Facial.
Directora Médica Dra. Cristina Martínez-Almoyna Rifá
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